Amor de autobús.

Las manos especialmente frías. La chica sube al autobús y se sienta al fondo. No le deben apetecer las dos horas de viaje que tiene por delante, pero... Con delicadeza abre su pequeña mochila y saca unos cascos bastante rotos que enchufa al móvil. Empieza a sonar una canción que sólo puede oír ella, aunque tampoco importa demasiado. Va sola en el autobús.
Pasa cómo media hora. La chica medio dormida apoyada en el cristal siente cómo alguien entra al autobús. Un chico alto y de ojos tristes comienza a discutir con el conductor. Por lo visto, le faltan cincuenta céntimos y no lleva más dinero encima.
Vaya.
Laura se levanta sin pensarlo y le ofrece el dinero que le falta al chico al conductor sin mediar palabra alguna. Después se vuelve a sentar sumiéndose así otra vez en su canción.
Ya hay tres personas en el autobús.
Víctor sólo no puede sacarse de la cabeza a la chica del fondo del autobús. A la que mira con cierta nostalgia por la ventana. A esa. Se queda recordando cómo él le da las gracias a la chica y ésta le responde con la sonrisa más bonita que ha visto nunca. A él le queda hora y media de viaje, y sólo espera que ella no se baje mucho antes.
La chica se queda dormida de nuevo hasta que un movimiento brusco del bus tira su móvil al suelo. Espantada, escucha cómo la canción que estaba sonando empieza a retumbar por todo el autobús. Y empieza a sonrojarse.
Víctor no cabe en sí. Estaban escuchando la misma canción. Se acerca a ayudar a la chica con su móvil y ésta vuelve a hacerlo. Otra vez esa sonrisa. Ay.
Parece un chico majo. Aunque en verdad sólo lo habrá hecho para devolverla el favor, o eso cree ella.
Además.
Sólo es otro amor de autobús de esos.
Al rato, se bajan en la misma estación. A saber pensando en qué.