Mira a los dos lados antes de cruzar,
aun sin haber carretera,
y sonríe en otra boca,
pero nunca le duele el corazón,
ya no lo tiene.
Camina sobre cristal roto
y lo rompe,
y guiña en otros ojos,
pero nunca le duele el corazón,
se lo han quitado.
Huye de cosas
que más quisiera ella que le persiguieran,
y siente frío en otra piel,
pero nunca le duele el corazón,
ya no lo siente.
Y es que: boca, ojos y piel
de a la que ahora ve en el espejo
...
no los reconoce de ella.