sábado, 25 de mayo de 2013

Que si bailamos la luz de la noche.

Parecía frágil.
Tumbado en el sofá y encogido como un gato: suspiraba cada no mucho.
Tenía la espalda descubierta. Los pequeños rayos de luna que asomaban con miedo desde la persiana le empalidecían; pese a los lunares. Tenía frío. Por lo menos: temblaba.
Parecía de esas noches en las que a tu subconsciente le debe parecer poco una pesadilla, y padeces de una tras otra.
Se retorcía.
En cierto punto murmuró algo tan intangible, que lo entendí perfectamente. Estaba soñando con su infancia.
Le arropé y apoyé su cabeza en mi pierna izquierda, como a él le gustaba, teniendo cuidado de no ahogarme con las lágrimas rojas.

2 comentarios:

  1. Me pregunto qué me gusta más, tu Twitter o tu blog. No hay palabras.
    Tienes talento.

    http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
  2. ¿Cómo escribes tan bien? Enserio, me encanta.

    ResponderEliminar