sábado, 20 de octubre de 2012

Roma envidia mis ruinas.


Se miró en el espejo.
Tenía la cara pálida y los ojos hinchados. Hizo una mueca de dolor y cerró los ojos. Parecía que el tiempo no iba a pasar nunca, simplemente, se paró. Casi arañándose se secó las lágrimas con las manos. Cada segundo se hacía eterno. Miró al reloj azul marino que lleva en la muñeca riéndose de sí misma, ella jamás llevaba reloj. Pero ese día...
Había dos calendarios en la pared. Coincidían los días señalados y aparentemente eran iguales, pero en la esquina inferior derecha se podía leer el año de cada uno de ellos. Eran años distintos, uno llevaba marcado "2011" mientras que en el otro de distinguía perfectamente un "2012".
"Un año de ruinas, ya"-pensó.
También en ambos calendarios se podía leer con caligrafía perfecta "10:36". Eran y media. Pero no se iba a mover de ahí hasta que las agujas marcaran esa hora exacta.
Estaba celebrando un año desde que la rompieron.

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