domingo, 7 de octubre de 2012

Pesadillas.

Abrí los ojos, me giré y aún estaba allí, tan perfecto cómo siempre.
Sus ojos azules descansaban encima de unas ojeras quizás demasiado oscuras, mientras sus manos encogidas en forma de puños indicaban que había tenido una pesadilla. Llevaba puestos unos pantalones marrones, que el día anterior no debió quitarse, y la espalda desnuda. Su cuerpo parecía formar una "C".
Me levanté de la cama deshaciéndome de las sábanas bruscamente. No importaba. No importaba porque allí no había nadie más. Estábamos solos mi recuerdo favorito y yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario