martes, 23 de octubre de 2012

Noches.

Miró al techo de la habitación echándose a llorar. No podía. Al lado, en la mesilla, el envoltorio de unas pastillas para dormir. Pero.
Sus ojos azules estaban demasiado cansados pero lloraban igual. Estaba tiritando. Se mordía el labio inferior, rojo, pero sin maquillaje. Su mano izquierda apretaba en el puño una placa de metal que usaba cuando se ponía nerviosa. Notaba su voz rota. Rasgada. Quebrada. Afónica... Asfixiante, eh...
El nudo en la garganta hasta la dolía, pero no era un dolor nada comparable con el de su pecho, que cómo siempre, ni latía. Tenía las pupilas enormes y los dientes cada vez la apretaban más el labio.
Otra noche igual, "puta ruina" murmuró para sí misma.

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