viernes, 29 de noviembre de 2013

Javinosequé.

El otro día huí, sin volverme,
insegura y tímida, 
por haber visto muy dentro de tus ojos
un monstruo terrible.
Corrí y me mojé con la lluvia
que me arañó tu recuerdo con desprecio
como quien quema hojas secas
en pleno nueve de otoño.
Para cuando divisé invierno de lejos
con su aterciopelado frío brutal,
me sangraba la idea de nunca
volver a verte a ti jamás.
Y tampoco esta distaba
mucho de la realidad,
porque para cuando fui a matar al monstruo,
tu otro tú, ya no estaba más.

2 comentarios:

  1. Todos con el tiempo terminamos cambiando, ahora me pongo a pensar que esa persona derepente de un día a otro no sea quien antes era y no la reconozca y lo cierto es que duele y mucho. Por cierto, buena entrada, sin duda me dejó reflexionando y eso me encanta.
    Besos

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