Temblando. No
hace frío pero mi invierno interior está en tormenta. Abres la ventana. Y lo
enciendes. Te he dicho mil veces que no fumes en mi cuarto, pero poco
importa ahora.
Me acerco y paso la mano atravesando tu
cuerpo. Otra vez, eres sólo un recuerdo.
Mientras las lágrimas limpian mis
mejillas, cierro la ventana y me meto en mi cama mirando hacia fuera.
Sola. Al rato me giro y otra vez. Ahí estás. Tumbado, mirando hacia fuera,
con la espalda desnuda susurrando "dibújame o algo"...
Acaricio otra vez tu recuerdo sabiendo
que ahí no hay nadie, que sólo es mi subconsciente riéndose de mí.
(Reír.)
La palabra rebota en mi cabeza. Creo que
aún recuerdo cómo se hacía, pero.
De repente, te giras, no sé por qué. Me
miras a los ojos y justo antes de hablar, te esfumas delante de mis narices. Y
desapareces. A lo mejor sólo por un rato. Me giro otra vez y al rato
consigo reunir fuerzas para levantarme. Me siento en el borde de la cama y cojo
de la mesilla el reloj. Las 3:17 de la mañana. No es mucho. Me levanto y
abro la ventana. Suspiro un par de veces y me voy al sofá. Hoy me costará
dormir...
PRECIOSO.
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